Por: Graysen M. Ocasio*/Publicador de TRT—
La semana pasada, luego de haber vivido una vida en tinieblas (llena de ansiedad, incertidumbre y dolor), decidí salir completamente del clóset. Sí, y sé que hay personas que no en- tenderán, y otros que no comentarán al respecto. Sepan que no necesito de su aceptación. En este momento de mi vida, sé con quién y quienes puedo contar y no busco aceptación. No a esta edad. No con esta madurez. No después de lo que he vivido y sufrido por siempre considerar la aceptación de todos. Desde que tenía dos años de edad he sabido que era un niño—no una niña. Tan es así, que por años le pedí al Todopoderoso que me cambiara, sin entender que ya (desde que nací), Él/Ella me había creado especial y auténtico como soy.
Años pasaron antes de que pudiera entender lo que era ser transgénero. Lo único que sabía era que no podía ser una mujer, pues nunca me vi o me sentí como una. No en- tendía tampoco porqué no podía ser un hombre. Al vivir en Latinoamérica hace muchos años atrás, muchas cosas se desconocen. Lo único que sabía era que me gustaba la ropa, los juguetes, y todo lo de hombres—y que prefería a las mujeres como compañeras románticas. Al crecer esta autenticidad no cambió.
La adolescencia, al lado de una familia materna extendida que vivía las reglas binarias al pie de la letra, fue muy difícil para mi. No pude ser “genuino” para nada. Al salir del clóset en Salem, Mass., me di cuenta del apoyo tan grande con el que cuento en esta ciudad. No tan sólo cuento con el apoyo de personas cercanas a mí, sino de colegas, candidatos a la política local y estatal, y hasta la alcaldesa. En PR, tengo apoyo de primas maternas, paternas, mi madrina, hermana, y hasta mis padres, quienes continúan aprendiendo desde que les hablé por primera vez al respecto.
Lo que quiero decir es que nunca es muy tarde para salir del clóset y repudiar a las personas que, como Trump, hieren a otros que no son iguales. Su último ultraje ha sido hacia los sobre 15,000 miembros transgénero de la milicia, a quienes los quiere sacar del ejército. La milicia Israelí dijo en nuestra página de Facebook que “ellos son bienvenidos a servir” en su ejército. Lo mismo dijeron los canadienses. ¿Por qué no ha sido impugnado ya?
Verdaderamente, lo que importa es que aunque muchos no acepten a otros por que son diferentes, siempre va a haber alguien que le va a aceptar completamente. En mi caso, fueron las personas a quienes menos esperaba, los que más apoyo me han ofrecido. Y, no puedo mencionar a nadie más sin mencionar a mi pareja, mi esposa, la mujer que me ha amado por los pasados 15 años sabiendo ya por 13 años que era y soy transgénero. Ella siempre me ha demostrado que su amor es incondicional y que su respeto y apoyo van mano en mano. Por ella es que finalmente me atreví a “salir” como lo he hecho. ¡Gracias, mi amor, mi Nicole!
No importa cuán temprano o tarde salga del clóset. A cualquier edad es difícil hacerlo. A cualquier edad uno aprende. La diferencia es que a mi edad sé que puedo sobrellevar la carencia de apoyo, el desdén, la transfobia y la ignoracia—mucho mejor que nuestra juventud y que otros quienes quizás no cuentan con la libertad financiera y la estabilidad emocional personal y profesional que poseo.
Como dijo mi tía simplemente, “tú has pasado por cosas más difíciles en la vida”. Ella me dió la bienvenida en una llamada telefónica corta. Me preguntó mi nuevo nombre y usó los pronombres adecuados inmediatamente. ¡Eso es amar al prójimo genuinamente!
¡Soy Graysen! Soy transgénero y mi pronombre es “él” (en inglés, “he/him/his”).
*Graysen es el publicador de TRT. Tiene un bachillerato en periodismo de la Universidad de Temple y una maestría en administración de empresas de la Universidad de Marylhurst. Escríbale a su buzón electrónico: publisher@therainbowtimesnews.com.