Por: Wilfred Labiosa*/Columnista de TRT
Nuestra población aquí en los Estados Unidos sigue siendo afectada por la crisis económica cada día más y más. El gobierno casi tuvo que paralizar operaciones por no poder llegar a una resolución económica envés de una resolución política. Cada partido político ‘da para su lado’ sin importar las consecuencias que le trae a las personas. El precio de la gasolina sigue subiendo, al igual que el precio de la leche y todo lo demás. La ansiedad y la angustia de donde va a salir el próximo dólar la vivimos todo/as pero más las personas sin empleos y desamparados/as. Hay personas GLBT en estas dos categorías y es importante que como comunidad nos unamos para ayudarlos/as.
Se estipula que en Massachusetts hay más de 15,480 personas (2009 Annual Homeless Assessment Report) sin hogar o sitio donde poder vivir ya que no tienen los recursos económicos necesarios. Se estipula que hay más del 5% de estas personas que son personas GLBT. Casi siempre pensamos que esto no nos puede pasar a nosotros/as pero esto no es cierto ya que le puede pasar a cualquier persona. ¡La situación económica de una persona, pareja o familia puede cambiar tan rápido! He conocido a tantas personas que me dicen esto. Es triste pero es la realidad de muchos/as personas y familias GLBT.
El otro día fui a un albergue en Cambridge y conocí a José (un pseudónimo dado para respetar confidencialidad), un joven de 24 años de edad. El salió del closet cuando tenía 18 años. Su familia, originalmente de Puerto Rico, le negó regresar a su casa y desde entonces no se comunican con él. Al pasarle esto buscó ayuda en sus amistades. Uno de ellos le ofreció albergue pero al pasar el tiempo también le abrió las “puertas” al mundo de las drogas.
El no sólo comenzó a trabajar en una tienda de ropa pero también a traficar drogas para su amigo; a la misma vez comenzó a usar drogas. El me mencionó que su adicción comenzó en unas pocas semanas y envés de gastar el dinero que tenía para alquilar un apartamento lo usó para comprar más y más drogas. Siguió viviendo con él por casi dos años cuando conoció a su primer “amor”. Se mudó con su “amor”, un señor mucho mayor que le compraba todo incluyendo las drogas necesarias en intercambio de la compañía. A los casi seis meses de estar en esta relación el señor lo comenzó abusar económica, verbal y físicamente. Unos meses después escapó y comenzó a quedarse en diferentes albergues de la ciudad. A los días de estar en la calle comenzó a prostituirse con hombres y mujeres. Una noche todo cambió, uno de estos encuentros envés de llevárselo para su casa lo lleva a sala de emergencia y rindió ayuda. Él no se recuerda quien fue pero lo menciona como su ángel guardián.
José estuvo recluido y participó de casi dos meses de tratamiento. Primero entró a un lugar de desintoxicación para su consumo de drogas, luego a otro especializado en tratamiento para sus trastornos mentales y luego a un centro de recuperación donde “aprende” como vivir una vida sin drogas. Allí conoce a un trabajador social quien lo refirió a un programa de seis meses. Con los meses, encontró trabajo y vivienda. También decidió ser voluntario en los sitios que le rindieron ayuda y ahora sigue en su plan de recuperación y ayudando de voluntario al albergue donde pasó muchas noches. Allí aprendió la lección más importante de la vida, “amarse a sí mismo y darse a respetar”.
Este caso es sólo uno de muchos que existen en Massachusetts. Este caso comenzó por la negación de una familia a amar a su hijo homosexual pero se empeoró por la falta de recursos económicos. La economía nos afecta a todo/as, incluyendo a la comunidad Latina y GLBT. Donen de su tiempo o dinero a otros/as que lo necesitan como el albergue donde José vivió por muchos meses. Ríndanle a sitios donde personas GLBT Latinas van a buscar ayuda. Ahora José es una persona Latina GLBT en recuperación orgulloso de ser Gay y de ser un sobreviviente.
Para más información de este albergue visíte,
www.casparinc.org*Escrito por Wilfred Labiosa, activista comunitario y Director Ejecutivo de CASPAR Inc.